Para la generación nacida después de la segunda guerra mundial, el Marrakech Express evoca los viejos días de los hippies de finales de los años sesenta y principios de los setenta, cuando todo el mundo parecía estar descubriendo las maravillas de Marruecos, un país y una cultura asombrosamente diferente de Europa, aunque la tenga a la vuelta de la esquina. Inmortalizado por la canción del mismo nombre, sigue siendo un viaje mítico.
Rabat es la capital de marruecos. Menos conocida que otras ciudades del país, es un lugar fantástico, con una maravillosa kasba fortificada y una antigua medina amurallada, además de la ciudad nueva construida por los franceses. Merece la pena pasar un día o dos en la ciudad antes de tomar el tren.
La vía sigue la costa en dirección suroeste hasta Casablanca, pasa por la ciudad costera turística y elitista de Skhirat, además de Mohammedia, una urbe industrial con una playa enorme que atrae a visitantes de Casablanca y Rabat. Todas las ciudades de Marruecos se enorgullecen de su singularidad, y Casablanca no es ninguna excepción. Construida principalmente en el siglo XX por los franceses, con muestras preciosas de arquitectura art decó, es el corazón empresarial y financiero del país.
Tras salir de Casablanca, la vía se dirige hacia el interior, por los fértiles terrenos agrícolas que la rodean, pasando por pequeños bosques de naranjos repletos de frutas y campos de cultivos vegetales. Poco a poco el tren va dejando atrás los campos verdes y se va adentrando en una llanura cada vez más árida. Erosionada por el viento y el sol durante milenios, la tierra de color rojo oscuro y los promontorios rocosos parecen sombríos y pocos poblados.
Cuando el tren se acerca a su destino, el paisaje vuelve a cambiar y aparecer ante tus ojos la magnífica cordillera del Atlas, con sus picos nevados. Finalmente llegas a la espectacular y antigua ciudad imperial de Marrakech, que está rodeada de una muralla de ladrillos de arcilla roja. Fundada en el siglo IX, esta meca del turismo y joya arquitectónica te pide que visites sus laberínticos zocos y sus notables jardines secretos.
Lo más destacado de Marrakech
No debes de olvidar visitar:
La famosa plaza de Marrakech, Djemaa el Fna, abarrotada de exóticos artistas callejeros y excelentes puestos de comidas.
El minarete de la mezquita Koutubia, del siglo XII. Las tumbas saadíes. Los jardines Majorelle, que fundó el artista Jacques Majorelle en 1917, y que fueron restaurados por Yves Saint Laurent y Pierre Bergé, quienes compraron los terrenos tras la muerte de Majorelle.
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