La gran sabana del sureste del parque nacional de Canaima, en Venezuela, es una extensión natural de jungla, sabana tropical, bosques nubosos, ríos y cascadas. Durante más de 1.500 millones de años, la erosión creó enormes montañas de cumbres planas, antiguamente unidas pero convertidas ahora en colosos aislados cuyos imponentes acantilados se elevan hasta los mil metros de altura, o más. Roraima es el más alto de los tepuis, y su cumbre a 2810 metros de altitud es un paraíso geológico y botánico.
Dado el microclima y la topografía se desarrolló una flora y fauna endémica en su virtual aislamiento, lo que conformó un mundo fantástico de formaciones rocosas, grietas, gargantas, estanques, cascadas, “playas” de arena, valles relucientes cristales de todos los colores, flores insectívoras de color rojo o amarillo chillón y brillantes colibrís. Los minerales de las rocas transforman cualquier arroyo en arcoíris líquidos de azul, rojo y verde; y las brumas, la niebla, el sol abrasador y las lluvias torrenciales hacen que el clima sea una autentica lotería.
El viaje hasta allí se inicia con un vuelo hasta Santa Elena, donde tendrás que comprar toda la comida que vayas a necesitas; después has de montarte en un todoterreno hasta el pueblo de los indios pernones de Paratepuy, donde tendrás que solucionar todo lo relacionado con entradas, guías y porteadores. Después de un día completo caminando por extensas praderas, vadeando los ríos Tek y Kukenan, llegas hasta la base del Roraima, a 1800 metros de altitud. Se necesitan de cuatro a cinco horas (mínimo) de ascenso en diagonal por una “rampa”, pasando por bosques nubosos, cascadas y antiguas formaciones rocosas hasta llegar a la cumbre, donde puedes acampar en las zonas de arena cubiertas por las rocas a las que llaman “hoteles”
Hay senderos que parten en todas direcciones hacia los lugares más significativos de la cumbre, como el valle de los Cristales; pero necesitarás al menos dos días para explorar sólo los más cortos. No importa. Desde el borde del tepui comprendes que la extraña realidad del Roraima supera a la imaginación y entiendes porqué inspiró a Conan Doyle para escribir «El Mundo Perdido» o a Pixar para la ambientación de la película «Up».
Deja una respuesta